La voz de Angee era una voz muy especial. Era sensual cuando debía ser sensual, dulce cuando, por esas cosas que tienen los días, la vida se hacía amarga como el tabaco; y era su voz cariñosa cuando los ojos de otro ser así lo reclamaba desde muy lejos. Angee tenía una voz capaz de descubrir para los demás los secretos de un mundo que nace cada mañana desde oriente, una voz tan cercana a la tierra como el agua cuando cae desde las verdes alturas y tan cautivadora como el canto de los pájaros en la ribera de un río. Voz de verdes bosques, voz de mujer desenfadada, voz de canzonetta sobre blanco al aire de la noche. Angee tenía una voz sencillamente muy especial.
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Dos corcheas y un silencio |
Podía ser lo que su voz hubiera querido ser, pero la contrataron en Vodafone de operadora telefónica. Cuando el perfecto estúpido conocedor de recursos humanos la escuchó hablar, creyó haber saltado por la ventana y haber comenzado a volar como la golondrina flotante lo hace sobre las nubes. Creyó surcar las olas del mar por cada sílaba pronunciada de Angee, que como si tal cosa reproducía una perfecta sinfonía. Los ojos de aquel yuppie guay empezaron a dar vueltas de tragaperras creyendo que Angee aumentaría sus incentivos pordioseros a final de mes. “Estás contratada, empiezas mañana a las 8.00”, fueron sus únicas palabras durante la entrevista.
Angee, no solo aumentó los incentivos de aquel pordiosero conocedor de perfiles, sino que fue capaz de vender lo invendible gracias a su ya descrita voz. Poco a poco sus faenas telefónicas de “operadora encantadora” se hacían cada día más complejas y enrevesadas. No solo captaba más clientes que nadie, también se ocupaba de vender celulares totalmente descatalogados, ampliaba considerablemente los contratos de clientes desorientados y por supuesto recuperaba grandes cuentas de empresas absolutamente perdidas. Su voz, como digo, era una voz muy especial.
Pronto llegó la hora, para la encantadora Angee, de una tarea imposible para todas las demás celosas operadoras: “la captación de clientes potenciales de sobremesa”, que también podemos llamar “por culo del carajo en plena siesta a las 15.30 de la tarde”. Angee no temía aquel ridículo reto, sabía de lo que era capaz, conocía los tonos capaces de emitir sus cuerdas vocales, manejaba la musicalidad de las palabras y de las personas, controlaba los tiempos y casi los espacios, las corcheas y semicorcheas, las fusas y semifusas. Diría yo, que incluso sabía dibujar sonrisas telefónicamente.
La hora llegó, 15.30 de la tarde. Ring, ring, ring, ring…
-”¡¡¡Dígame!!!”, contestó de modo algo violento una voz varonil desencajada.
-“Buenas tardes, mi nombre es Angee, le llamo de Vodafone…”
Tras pronunciar melódicamente Angee esas 10 palabras, sorprendentemente solo pudo escuchar del otro lado del teléfono el siguiente sonido repetitivo emitido por ese extraño hombre, durante casi un minuto:
-“guau, guau, guau,… guau, guau, guau… guau, guau, guau…guau… guau, guau, guau…… guau…, guau, guau…guau… ”.
Era la imitación vulgar de un perro sordo, que no atendía a palabra amable alguna ni a tonalidades cautivadoras, solo sabía que le habían jodido la siesta y ladraba.
- “perdone…oiga perdone…mi nombre es Angee”, quiso engatusar de nuevo con su don innato la paciente y cautivadora Angee.
Por un momento el hombre perro calló, y tras unos segundos en silencio dijo:
-“Cómo me has dicho que te llamas ¿¿Angee??..., preguntó el perro ladrador ya hablador.
-“Sí caballero…, mi nombre es Angee…”, dijo Angee con una musicalidad más melosa si cabe.
-“¿Esto se está grabando, Angee?”, preguntó sorprendentemente el hombre perro de nuevo.
-“Sí caballero, pero solo por razones…”
Antes de poder Angee seguir con su discurso envolvente con tonalidades de verdes bosques y voz de canzonetta sobre blanco al aire de la noche, el hombre perro gritó:
-“Poooo´... yo me vi a cagá en tu puñetera mare Angee!! …”.
Angee colgó apresurada el teléfono infalible hasta ese momento y quedó enmudecida y envuelta en un absoluto silencio. Un silencio que ahora para ella se hacía necesario. Vió entonces de forma cristalina que su voz nunca mejoraría ciertos silencios fundados y que hay ciertos momentos donde debe mandar un silencio perpétuo.
jajajajajajaja
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